Durante mi reciente estancia en EEUU, dentro del programa IVLP, tuvimos la ocasión de visitar el Bainbridge Graduate Institute en Seattle.
El decano de esta escuela de negocios, John Gardner, nos dio una serie de claves sobre cuál es, en su opinión, la «Escuela de negocios 2.0«, partiendo de la premisa de que la educación de postgrado de negocios en EEUU está rota.
Estoy de acuerdo con Gardner en que la filosofía que impartían y todavía imparten muchas escuelas de negocio basada en privatizar los beneficios y socializar el riesgo, es un error moral y estratégico. BGI intenta imponer otro paradigma, basado en el «shared value«, por el que los negocios deben compartir el valor añadido que generan con todos los stakeholders (clientes, empleados, comunidad y ecosistema) y no sólo con los directivos y accionistas.
Además, no sólo existen riesgos financieros y operativos en las empresas, si no también riesgos medio-ambientales y sociales que deben ser tenidos en cuenta, al menos al mismo nivel, por los MBAs. No se trata de incluir algunas asignaturas optativas sobre ética y responsabilidad social, o tendencias verdes, si no hacer de esta filosofía una parte integral de los programas.
Otro punto que me interesó del mensaje de John, fue que la BGI no tiene profesores a tiempo completo en su faculty. El argumento es que buscan a gente que quiera enseñar aquello en lo que tiene pasión y conocimiento pero con una experiencia llegada del mundo real.
Proponen cambiar el modo en que se imparten las clases, «flipping de classroom», haciendo que las sesiones docentes ocurran en casa a través de medios online y cuando le venga mejor al alumno, mientras que las tareas y asignaciones se hacen en la clase. De este modo, no se pierde el valioso tiempo de los alumnos con experiencia, que no se utiliza en escuchar pasivamente, si no en compartir lo aprendido y sus experiencias con el profesores y el resto de alumnos. Para conseguirlo entregan un ipad a cada alumno al comenzar sus programas, como portal de acceso y seguimiento de su evolución.
Creen que el aprendizaje se refuerza con las «learning communities» ya que los alumnos de postgrado deben ser expertos en sus áreas de actividad y por tanto pueden aportar mucho a los compañeros, para que la experiencia sea compartida.
Por último plantea que el rigor no se basa en la necesidad de hacer muchos exámenes si no de tomarse muy en serio la calidad de cada tarea. Para lo cual es necesario que todos los miembros de la comunidad tengan unos altos estándares de auto-exigencia y que se creen equipos de alto rendimiento por la pasión de los alumnos y la dirección participativa de los docentes.
Nos dejaba John una tendencia para el futuro de la educación superior. En 10-20 años, no estaremos fijándonos en los títulos académicos de las personas, si no que tendremos un sistema basado en «batches» que reflejen los distintos conocimientos y capacidades que hemos ido adquiriendo en nuestra vida, sea a través del estudio, el trabajo, hobbies, etc. Y que serán certificados por instituciones o por recomendaciones de otros. De este modo, cada uno se creará su propio curriculum académico/profesional en un camino de aprendizaje fluido y continuo.
La enseñanza ocurrirá: ANYTIME, ANYWHERE, with ANYONE
¿Qué opinais?, ¿en qué fase creéis que están las escuelas de negocio de España respecto a este paradigma?
Hola Miguel
No conozco la aproximación al «shared value» que se hace en todas las escuelas de negocio, pero mi experiencia personal en IE Business School fue muy positiva en ese aspecto. La identificación de todos los stakeholders relevantes era el primer paso en cualquier diseño de plan de negocio. Entender quiénes son, qué quieren y cómo les puedo aportar valor.
En los últimos tiempos creo que se demoniza a las escuelas de negocio. Ya hace mucho tiempo que los grandes «gurús» de los que en gran medida beben las herramientas que en ellas se enseñan predican sobre el «shared value». Para muestra, Michael E. Porter:
http://hbr.org/2011/01/the-big-idea-creating-shared-value
Enhorabuena por tu envidiable experiencia en BGI y gracias por hacernos reflexionar.
Saludos
Muchas gracias!
Mi experiencia en IE Business school también fue muy positiva!, pero me gusto la aproximación de BGI para adaptar la enseñanza a las realidades de nuestro tiempo. Como prueba de su éxito cada año tiene más alumnos y sus programas no son precisamente baratos.
Seguramente el tema central de la enseñanza académica es que la enseñanza reglada descansa en la experiencia del pasado, y el pasado no se repite. Haber tenido muy buena memoria a los treinta años no significa que vayas a ser un buen maestro el resto de tu vida.
Esto obligaría a que quienes asuman la responsabilidad de educar a otros -¡tremenda responsabilidad!-, tengan presente siempre que su presentación de material docente ha de servir para estimular la capacidad de respuesta ante otros problemas, otras circunstancias, otras herramientas.
Y ojalá que lo que digan esté basado en su experiencia personal, no en la búsqueda de material en google. Hay muchos «sabios de internet», por ahí.
La ventaja de las escuelas de negocios sobre las Universidades es que se pretende dar a los alumnos material para uso inmediato: esquemas de financiación actualizados, perspectivas de negocio a corto, aplicación de nuevas tecnologías existentes, formas de dirección probadas como más eficaces, etc. . Y eso está bien, … si se va a usar de inmediato.
Reconozcamos, de una vez, que lo que se enseña tiene poco que ver con lo que se utiliza, que los que tienen éxito no son, salvo excepciones, los mejores alumnos, y que los que más saben, no son los que triunfan en los negocios.
Ah., y los que tienen las mejores ideas no suelen ser los que las ponen en práctica.
Estas reflexiones me surgen al hilo de los comentarios de Miguel. Son concretos, hablan de lo que conoce y estimulan la imaginación. Incluso de los que ya somos tan mayores, que somos abuelos.
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