Da la impresión de que estamos en un momento crucial de la historia (sospecho que muchos lo han sido). Entre tanta incertidumbre geopolítica, se están cimentando las bases de un futuro con claro enfoque tecnológico, que tendrá ganadores y perdedores. De estos años se contarán historias durante generaciones.
Me siento un privilegiado por poder estar aquí y ahora, formando parte de este viaje alucinante. Y anunciar en este contexto, el primer cierre del fondo de capital riesgo enfocado en deep tech scale ups más grande de la región es una enorme responsabilidad y da mucho, pero mucho, vértigo.
«When I got to the Valley, I thought I had missed the whole thing…» decía Marc Andressen en 1993, después de perderse la revolución de los ordenadores personales. Cada pocos años, todo aquel que ha dedicado su vida profesional a las tecnologías de la información vuelve a tener ese mismo pensamiento: «he llegado tarde». La web 2.0 de los 2000, los smartphones y apps del 2008, los SaaS de la última década, el data analytics…
Esa sensación de FOMO continuo se acelera en los tiempos que corren con las IPOs desorbitadas, la «crypto frenzy», las valoraciones exponenciales con rondas ultra rápidas, los crazy lions, los bored apes y resto de fauna única y pixelada.
Cada día estamos experimentando disrupciones y descubrimientos que parecían inimaginables hace pocos años y la adopción de tecnologías crece de manera exponencial. Además del efecto acelerador de la pandemia, la mejora de la conectividad, de la capacidad de producción industrial o las mejoras de infraestructuras de transporte o comunicación instantánea permiten adoptar tecnologías muchísimo más rápido y a muchos más usuarios.
Como decían en este estupendo podcast de Acquired, ya no hace falta que se cumpla la ley de Moore para alimentar ese crecimiento exponencial, contando de un modo u otro con costes de computación decrecientes, por lo que creo que seguimos en los momentos iniciales de una revolución muy profunda que va a llevarnos muy lejos.
A estas alturas de la película, es obvio que todos los negocios que siguen siendo fundamentalmente analógicos serán digitales. No sólo digitales, sino digitales, inteligentes y conectados. La inteligencia artificial y la explosión de datos constituyen uno los pilares fundamentales de ese futuro que mencionaba, y presentan oportunidades y retos por igual alrededor de la seguridad, la automatización o las formas de colaboración entre máquinas y entre personas.
Si me atrevo a predecir un camino por el que nos llevará ese futuro, es en la intersección de tecnologías habilitadoras como el IoT, las redes y servicios cloud, el AI o Blockchain donde creo que se desarrollarán los nuevos modelos de negocio más vibrantes, centrados en mejoras de la experiencia de los clientes (sea presencial o virtual), en la mejora de eficiencias operativas a través de procesos inteligentes y automáticos y, por último en la redefinición del entorno laboral, sometido a una disrupción total, económica, psicológica y cultural, que irá mucho más allá de fijar horarios, herramientas o lugares de modo flexible.
Experimentaremos un devenir dinámico, híbrido y fundamentalmente móvil, en el que imagino que estaremos acompañados de asistentes inteligentes para casi cualquiera de nuestras actividades, que nos extiendan las capacidades cognitivas y nos libren de tareas repetitivas. El mayor reto con las nuevas profesiones que emergen no se centrará sólo en contratar mejor, sino en ampliar la base disponible de talento con formación y re-skilling y en permitir un onboarding y gestión adecuados de esa fuerza laboral distribuida, para que lleguen a explotar todas sus capacidades.
Sin olvidarme de que nos enfrentamos a la lucha más importante de nuestro tiempo, contra la emergencia climática. Me obsesiona pensar qué contestar a mis potenciales nietos dentro de 30 años, cuando me pregunten «¿Tú qué es lo que hiciste abuelo?» cuando ya era obvio que estábamos ante una crisis sin precedentes y tuve la posibilidad de impactar en el futuro financiando y ayudando a gente brillante y ambiciosa a combatir el problema. Combinando ciencia de la buena con modelos de negocio rentables, para machacar nuevas emisiones de CO2, para capturar la contaminación que ya está presente en la atmósfera y para conseguir que todos le ganemos tiempo al tiempo, hasta que la tecnología pueda venir a nuestro rescate.
A pesar de los horrores de la guerra, de la inflación desorbitada y de la sensación de vulnerabilidad que nos ha dejado el Covid, soy optimista. Creo que la abundancia de capital en el ecosistema hoy significa que se van a poder construir muchas más cosas increíbles de las que hemos hecho hasta ahora. Más y mejores ideas se podrán convertir en realidades. Y el sur de Europa está listo, por no hablar de la madurez creciente del ecosistema de Latinoamérica.
En multitud de hubs, desde Barcelona y Madrid a Valencia, Porto, Lisboa, Sao Paulo, Bogotá o Florianópolis hay fundadores que muestran que “Silicon Valley” es una manera de pensar, atacando problemas complejos sin complejos, con proyectos ganadores a escala global. Apoyándose en Universidades de prestigio, en redes de emprendedores que ya lo han hecho antes y con un creciente apoyo público y corporativo.
Decía el nobel de Economía Finn Kydland, que la clave para superar la crisis económica tras la pandemia será la de mantener intacto al talento. Al igual que tras una catástrofe natural, toca enfocarse lo antes posible en la reconstrucción de infraestructuras destruidas, los puentes, los cables de alta tensión, las carreteras…, después de la pandemia, lo que toca es la reconstrucción de talento. Por eso es importante apoyar la creación de empleo de calidad que proporcionan las scale ups, con ese crecimiento esperado de un 10% año a año hasta el 2025 que predice el European Startups Report.
Me hace mucha ilusión tener la posibilidad de dotar de herramientas, financiación, acceso a corporaciones, negocio y know-how a ese talento, a personas mucho más brillantes que yo, para que puedan cambiar el futuro.
Además, a pesar de la crisis de valoraciones en el Nasdaq o de un más que probable invierno inversor (que creo será corto, considerando la abundancia de capital por desplegar) el timing es muy interesante para scale ups en crecimiento tras el Covid, con cambios en patrones mentales y comportamientos laborales. En particular para acceder a talento ejecutivo que en el pasado nunca hubiera dejado sus puestos en EEUU en compañías como Airbnb, Dropbox, Salesforce o Uber para trabajar en remoto o mudarse a España. Lo estamos viendo.
Cuando me planteé cambiar de rumbo después de mi aprendizaje corporativo, al que le estoy muy agradecido, pensaba en qué haría después, en con quién me gustaría trabajar cada día para aprender y para tener impacto.
Tras pasar mucho miedo en la Fear zone y después de una temporada estar penando por la Learning zone, tengo que decir después de estos meses que me lo estoy pasando muy bien. La montaña rusa emocional ha cogido mayores pendientes, y lo mejor es mejor, y lo peor, peor ;). El ambiente, el talento multidisciplinar del equipo y la velocidad de ejecución son embriagantes. Y me encanta la visión de Carina e Iñaki de convertir K en la gestora de capital riesgo más relevante de la región. Una tarea que pasa por tener una familia de fondos y plataformas que acompañe a los emprendedores desde la ideación hasta la IPO.
Tengo el privilegio ahora con Leadwind de aunar mis ganas de formar parte de un equipo pequeño y talentoso, como el de K, combinarlo con la posibilidad de seguir colaborando con la que siento mi casa, Telefónica, y así crear un poderosa plataforma para un cambio positivo que permita a las startups alcanzar escala global. Estoy convencido de la importancia de la colaboración real con las corporaciones, para conseguir escala en los ingresos generados, creando verticales enteros alrededor de startups con una relación simbiótica.
Añadir más corporaciones e instituciones que entienden el propósito y oportunidad de esta aventura, como Axis-ICO, BBVA, GoHub o SATEC refuerza su impacto y su personalidad de apoyo a la economía local, ayudando a corporaciones para encontrar «game changers» que les puedan cambiar la vida. Telefónica y BBVA han demostrado estos años que una corporación puede cambiar la vida a muchas startups (Devo, AlienVault, CARTO, Smart Protection…). En esta fase el trabajo con scale ups se podrán encontrar nuevos verticales de negocio para las corporaciones que les cambien la vida a ellas.
La finalidad ya no es solo obtener el máximo retorno financiero de la inversión – que también-, si no poder compartir market intelligence de las palancas de crecimiento de las mejores compañías con el resto de inversores y apoyar así la creación de empleo y sostenibilidad en la región.
Tengo muchas ganas de trabajar con emprendedor@s e inversores, definir y construir el futuro de industrias enteras, combatir la emergencia climática y dejar una pequeña muesca nuestra, para los nietos.
We are open for business. Al lío.
Me gusto mucho la nota. Sobre todo lo de salir de la zona de confort y sentir esa montaña rusa que no sabes donde estás parado. Es solo confianza de ir para adelante. El mundo nos va pidiendo cada vez sentirnos comodos en la incertidumbre y estar atento a las señales que nos ofrece el camino. Gracias por compartirla.