Parece que el 2021 será bastante parecido al año que dejamos. No consigo contagiarme del optimismo generalizado, ése que parece indicar que el cambio de fecha conlleva un antes y después. Al fin y al cabo, las fechas son conceptos arbitrarios e inventados y no deberían tener tanta influencia sobre nuestra realidad.
Con el lamentable ritmo actual de vacunaciones, no creo que lleguemos a niveles de inmunidad razonables hasta cerca de final de año, aunque Fred Wilson habla de mediados de año para superar la pandemia en los países desarrollados. Además, por medio se terminarán los ERTEs y es casi seguro que se notarán con mayor virulencia si cabe, los efectos de la crisis económica a medida que el dopping financiero europeo baje su intensidad. Aunque en el sector digital puede que disfrutemos una extraña recuperación en K, las enfermedades de todo pelaje no se curarán el 1 de enero. Y los malentendidos, la burocracia y parálisis política, la crisis ambiental o la terrible desigualdad siguen acechando en la cuesta de Enero.
Me parece que este meme que me mandó mi hermano el día 31 de Diciembre, refleja lo que podemos esperar de este año que entra.
Viene más de lo mismo y con una tercera ola en ciernes, que todavía puede llegar a confinarnos allá por Febrero o Marzo, aunque esperemos que con los niños en el cole.
Pero que nos quiten lo bailado y en este 2020 raro, raro, raro, me quedo con algunos aprendizajes que espero que sobrevivan a la vuelta a la normalidad, sea nueva o vieja.
- Después de años de escribir como propósito de año nuevo que quería pasar mas tiempo con la familia, este confinamiento y el trabajo remoto me ha dado un espacio para compartir con mis hijas, aislados de los demás. He disfrutado con su capacidad de adaptación sin perder la sonrisa y he podido comprobar la importancia del entorno que nos rodea para definir nuestro estado de ánimo.
- Las tribus son vitales, pero aún más en tiempos de crisis. Este año he podido disfrutar de la generosidad y cariño de gente muy especial, con la que comparto experiencias, recuerdos o sueños, que me ha ayudado mucho a sobrellevar la incertidumbre. Espero no perder nunca a mis tribus de Chamberi Valley, Wayra , Carabolis, proto-sanedrín o yesnikcam.
- El trabajo puramente remoto es posible pero no ideal, por la dificultad de gestionar el conflicto que lleva a la excelencia y el proceso creativo. Además, aunque las comunicaciones online funcionan, las conversaciones cara a cara tienen matices irremplazables.
- Seguir tus ilusiones es más importante que mantener una posición de privilegio y las zonas de confort están para salir de ellas. Siempre que te lo puedas permitir, claro.
Tengo la sensación de que, siendo un absoluto privilegiado, en este 2020 he estado a la deriva de las condiciones de contorno. Entre pandemias, lock downs, malas noticias y cambios por todos lados, en este año bisiesto y funesto, casi me ha bastado con navegar los retos laborales y personales e intentar a duras penas estar cerca de los demás.
A principios de 2020 escribí que este año iba a por el bronce “muy satisfecho con lo que he alcanzado y lo que esté por venir, y voy a dirigir a mi cerebro a compararse con todo aquello que me podría haber pasado y que, por suerte, no ha sucedido. Voy a pensar los bondades de mi familia, en el privilegio de mi trabajo, las amistades, las experiencias vividas, en lo afortunado que soy en todos los aspectos de mi vida.”
Pero no me di cuenta de que los que consiguen el bronce han entrenado tan fuerte como han podido y como el que más, y se han esforzado con el único objetivo del Oro en la cabeza. Haber terminado terceros en el cajón es circunstancial, irrelevante en realidad. Lo que importa es tomar un papel activo en la toma de decisiones, en dirigir tus acciones para intentar conseguir lo que te propones, más allá del resultado final, que puede depender de otros, o del azar. Y luego tomarte con filosofía los logros y los fracasos.
Para este 2021 me propongo, por tanto, afrontar el año de manera diferente, voy a por el oro. Voy a tomar decisiones relevantes, intentar ser dueño de mi destino, aunque éste pueda no resultar finalmente el que tengo en mente. Voy a buscarme las condiciones de contorno que me ayuden a gestionar mis propias ansiedades, y afrontar retos uno por uno, sin fragmentar mi atención en exceso. Paso a paso y con menor dedicación a mi adicción de Chief Psychologist de todo el que se me ponga a tiro. Y voy a seguir fallando, pero voy a juzgar menos, hacia fuera y hacia dentro.
Voy a dedicarme a mis proyectos, personales y profesionales, nuevos y de añares, con intensidad, buscando tener un impacto positivo en mi entorno, hasta donde llegue. Y disfrutaré del tiempo compartido, de los paseos a paso rápido o los cafés improvisados con y sin mascarilla, y me alimentaré de las ilusiones de [email protected] buscando cambiar el mundo, One step at a time.
A por un 2021 distinto.
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